Hay una buena nómina de cuestiones que nos preocupan de nuestra estética. No lo vamos a negar: queremos tener la mejor imagen física posible porque es algo que la sociedad nos exige a día de hoy. El surgimiento de las redes sociales ha hecho que esa imagen física tenga más valor que en ningún otro momento de la historia reciente y, por tanto, es necesario que cuidemos de ella y que no dejemos ningún cabo suelto en lo que tiene que ver con ella. Esta filosofía ya la hemos incorporado a nuestra manera de ser y no vamos a dejar de lado nada que tenga que ver con el cuidado de nuestro cuerpo y rostro.
¿Qué es lo que podríamos decir que nos preocupa de nuestra imagen física? Hay algo que a hombres y mujeres nos preocupa por igual y que es el peso. Se trata de uno de los asuntos que tratamos de corregir con más ahínco. Lo hacemos a través del ejercicio físico y de una alimentación que sea variada y que no abuse de los productos azucarados o de alimentos que engorden. Aunque no os vamos a negar que estos cuidados no han formado parte de nuestra manera de ser durante toda la Historia, sino que los hemos incorporado ahora que somos conscientes de la importancia que tiene la imagen física de las personas.
Pero hay otro problema que afecta a nuestra imagen física y que preocupa casi más que ninguna otra cosa a los hombres. Estamos hablando de un tema como el de la alopecia, que es bastante común entre varones de una determinada edad y que creemos que tiene una influencia muy negativa sobre la imagen que se desprende de nosotros. Particularmente, quien esto escribe piensa que el cabello es una de las principales fortalezas que se tienen para conquistar un asunto como lo es la belleza. Por tanto, es lógico y normal que preocupe su falta entre aquellas personas que no lo tienen. Esa es la sensación general entre quienes lo sufren: la de que les falta algo para sacarse todo el partido posible.
Una noticia publicada en la página web del diario Abc indicaba que España es el país del mundo que cuenta con más personas que sufren de alopecia. En concreto, el porcentaje asciende hasta el 44’5%, encontrándonos por encima de Italia, que es el segundo país en el ránking y que cuenta con un porcentaje del 44’37%, y Francia, que tiene un 44’26%. Como veis, estáis en una zona del mundo en la que es bastante fácil quedarse calvo. Y es normal que nos preocupe lo que estamos comentando si nos interesa especialmente el cuidado de la imagen física y si la sociedad nos conduce precisamente a que mantengamos ese cuidado por encima de todas las cosas.
Después del dato que hemos aportado en el dato anterior, parece normal que hayamos querido buscar soluciones. Muchas personas suelen tener algún complejo cuando pierden pelo porque saben de sobra que eso afecta a su imagen y se apresuran a corregir el problema. Es algo que ocurre en cualquier país del mundo y que ha dado pie a que haya un modelo de negocio basado en injertos y, en general, a todo lo que tiene que ver con la eliminación de esa alopecia. Y es que no solo se trata de poner pelo y ya está. Este es un proceso en el que hay que tener una seguridad y en el que lo mejor es que no se dejen cosas al azar.
Realizar un injerto de pelo es algo que suele precisar de más pasos de los que podemos esperar en un principio. Es algo que siempre se tiene que recalcar ante cualquier persona que se vaya a plantear el injerto en algún momento de su vida porque, por lo general, la gente suele pensar que es algo mucho más simple de lo que realmente es. Hemos hablado del asunto con los directivos de Trasplante Capilar Sevilla y nos han indicado que el secreto para tener éxito en una actividad como esta es, entre alguna que otra cosa más, el hecho de disponer de una tecnología de vanguardia y un plan de tratamiento adaptado para cada caso en particular.
Es lógico que se tengan que seguir unos pasos a la hora de enfrentar un asunto como del que estamos hablando. Estamos hablando de un asunto de seguridad, porque este tipo de cosas no se pueden hacer de cualquier manera ni mucho menos. Contar con un servicio de la máxima profesionalidad es siempre una de las mejores garantías para que las personas confíen en este tipo de procesos y para que realmente puedan dar carpetazo a todas esas preocupaciones que se derivan de la imagen personal y, más en concreto, de la alopecia. A diferencia de lo que ocurría hace varias décadas, ahora este sí es un tema que tiene solución.
¿Cuáles son los motivos que nos conducen a quedarnos calvos?
Esta es una gran pregunta y no dudamos de que estará en el interior de vuestro cerebro, en vuestros pensamientos. La respuesta la ofrece una noticia que se publicó en el portal web de La Vanguardia en abril del año pasado. Y gira en torno a distintas líneas:
- La genética. Tiene una influencia bastante grande a la hora de definir cómo puede ser una persona desde el punto de vista físico. Y claro, la alopecia tiene mucho que ver con eso.
- Estilo de vida. Tiene mucho que ver el cómo sea nuestro día a día, las horas de descanso que asumamos y diferentes aspectos que tengan que ver con nuestras rutinas.
- El sedentarismo. Tiene que ver con la anterior. Si llevamos un estilo de vida que no deje espacio para el deporte, será mucho más complicado que podamos cuidar de nuestra imagen. Y la alopecia también terminará llegando a nuestra vida, que no os quepa la menor duda.
- El estrés. Vivimos en una sociedad en la que permanentemente tenemos que correr de un lado para otro. Ese estrés nos genera problemas desde el punto de vista de la salud mental y también en lo que respecta a la imagen física de las personas. Por tanto, está claro que un ritmo de vida en el que el estrés vaya a jugar una importancia grande va a tener consecuencias que, de alguna manera, nos van a conducir a la alopecia.
Un problema que afecta a hombres de un gran rango de edad
Quedarse sin cabello es algo que afecta a un enorme número de hombres en todo el mundo. Algo que podríamos considerar que es común a todos los países es que la alopecia suele afectar a hombres de un gran rango de edad. Es evidente que, cuando tenemos de 50 años en adelante, es bastante más lógico y normal que se nos vaya cayendo el cabello, pero el caso es que también puede ocurrir que tengamos una edad inferior y que empecemos a tener síntomas de padecer esto. ¿Conocéis a personas que, con algo más de 30 años, ya sufran alopecia? Seguro que sí. Y es probable que haya gente que incluso con menos años se sufra.
¿Un ataque contra nuestra autoestima?
¿Puede la alopecia tener una influencia sobre nuestro estado de ánimo? Hay que afrontar esta pregunta desde el mayor respeto y con el mayor criterio por el hecho de que estamos hablando de una cuestión que afecta de una manera directa a la salud mental de las personas. Habrá hombres a los que su imagen le importe un poco menos y que sientan algo más de indiferencia al respecto de la caída del cabello, pero a otros sí que les puede afectar en mayor medida este tema. Cualquiera de las dos maneras de ser es perfectamente respetable y no hay que juzgar a nadie por encontrarse dentro de alguna de ellas.
Nosotros sí creemos que pueda haber más personas a las que les afecte en materia de autoestima el hecho de padecer alopecia. Volvemos a lo que comentábamos al principio: estamos en una sociedad que te exige tener una imagen física y, cuando el pelo se nos cae, sentimos que estamos perdiendo parte de nuestra esencia, parte de nuestra juventud y, en definitiva, parte de nuestra belleza. Por tanto, es lógico que eso, a la hora de enfrentarnos a determinados proyectos u objetivos que tengamos en nuestra vida profesional o personal, nos genere problemas e inquietudes.
Afortunadamente, hay maneras de combatir esta situación. El año 2025 poco o nada tiene que ver con las décadas pasadas, cuando la resignación era el único camino posible para paliar esta falta de autoestima ocasionada por la alopecia. Simplemente hay que ponerse en contacto con un profesional de confianza y que sepamos que nos va a acompañar a lo largo de todo el proceso con las mejores herramientas y los mejores tratamientos. Así será mucho más fácil volver a ser quienes éramos y a recuperar la autoestima perdida. A fin de cuentas, hay pocas cosas que tengan tanto valor como eso.