Los riesgos de salud de no mantener higienizada la ropa laboral.

La ropa laboral no es simplemente un uniforme que llevamos para trabajar: es una barrera protectora entre nuestro cuerpo y el entorno al que nos exponemos cada día. Y, sin embargo, muchas veces no le damos la atención que merece. ¿Te has parado a pensar qué pasa si esa prenda que usas durante horas está sucia, contaminada o mal desinfectada? Pues ya respondemos nosotros por ti: resulta que este asunto no es solo una cuestión de imagen, ya que puede afectar directamente a tu salud, y a la de quienes te rodean.

Si quieres conocer más acerca de este tema, sigue leyendo.

¿Por qué es tan importante higienizar bien la ropa de trabajo?

Las prendas laborales entran en contacto con todo tipo de agentes durante una jornada. Polvo, grasas, químicos, bacterias, fluidos, virus… y, además, por si fuera poco, dependiendo del sector, los riesgos se multiplican. Ten en cuenta que no es lo mismo trabajar en un hospital, que, en una obra, una cocina industrial o una fábrica.

Así que, si esa ropa no se limpia correctamente, esos agentes se quedan adheridos al tejido. Y con ellos, llegan una serie de problemas que pueden preocuparnos, como los que mencionamos a continuación:

  • Riesgos dermatológicos: irritaciones, eczemas, urticarias y alergias por el contacto constante con sustancias o microorganismos.
  • Problemas respiratorios: por exposición prolongada a partículas o contaminantes que se liberan al moverse la ropa.
  • Contaminación cruzada: especialmente peligrosa en sectores como la sanidad o la alimentación, donde puede haber consecuencias graves.
  • Exposición del entorno familiar: cuando los trabajadores se llevan la ropa sucia a casa para lavarla, el riesgo se traslada también al hogar.

Y no hablamos de un riesgo puntual: cuando la higiene de la ropa laboral se descuida de forma sistemática, los efectos pueden ser acumulativos, sobre todo si la empresa no se decanta por ofrecer una solución profesional para su limpieza.

¿Lavar en casa es suficiente?

Puede que pienses “Si no me lavan la ropa en el trabajo, me la llevo a casa” ¿Verdad? Aun así, en la mayoría de los casos, lavar los uniformes en casa no garantiza una limpieza adecuada.

¿Por qué decimos esto? Aquí te damos cuatro razones que lo respaldan:

  • Las lavadoras domésticas no alcanzan temperaturas lo suficientemente altas para eliminar ciertos microorganismos.
  • No se utilizan productos desinfectantes adecuados.
  • Las prendas laborales pueden mezclarse con la ropa del resto de la familia, favoreciendo el contagio o contaminación cruzada.
  • No se siguen protocolos ni se controla la trazabilidad del proceso.

Además, no olvidemos que existen normativas específicas que regulan esto. Sin ir más lejos, en sectores donde se manipulan productos peligrosos, contaminantes biológicos o sustancias tóxicas, la ropa debe ser higienizada profesionalmente, lo dice la ley.

¿Qué dice la normativa en nuestro país?

En España, existen varios reglamentos que regulan la protección del trabajador y la gestión de la ropa laboral. Algunos de los más relevantes son:

  • Real Decreto 664/1997: sobre la protección de los trabajadores contra riesgos biológicos.
  • Real Decreto 665/1997: sobre la exposición a agentes cancerígenos o mutágenos.
  • Ley de prevención de riesgos laborales: que obliga al empleador a proteger la salud de sus trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo.

En estos textos se deja claro que la limpieza de la ropa laboral, cuando hay riesgo, es responsabilidad de la empresa. No se puede delegar en el trabajador, ni tampoco improvisar.

¿Y si la ropa de trabajo no está sucia “a simple vista”?

Ese es uno de los errores más comunes: pensar que, si una prenda parece limpia, está libre de riesgos. Pero lo cierto es que la suciedad no siempre es visible. Muchas bacterias, virus, esporas y sustancias químicas no dejan rastro perceptible al ojo humano, pero siguen ahí, actuando y afectando.

Por eso, es fundamental tener en cuenta:

  • El tipo de contaminante: hay suciedad que no huele ni mancha, pero es peligrosa.
  • El entorno laboral: cuanto más sensible o controlado sea, mayor debe ser la exigencia en limpieza.
  • La frecuencia de uso: si una prenda se usa durante jornadas largas y varias veces antes de ser lavada, acumula riesgos.

La importancia de la trazabilidad y el control profesional.

Para garantizar una desinfección real y constante, muchas empresas recurren a servicios profesionales de lavandería industrial, ya que como hemos destacado, la higiene no solo se consigue lavando más “fuerte”, sino siguiendo todo un proceso de control. En este contexto, contamos con la opinión de los expertos de CLAT Gestión de Ropa Laboral, que destacan que en su servicio de lavandería industrial se aplican protocolos específicos según el sector y el tipo de prenda.

¿Qué tipo de protocolos se deben seguir? Los profesionales nos lo aclaran:

  • Separación por tipo de riesgo y suciedad.
  • Lavado a temperaturas elevadas con productos certificados.
  • Desinfección garantizada.
  • Control de calidad textil.
  • Trazabilidad de cada lote de ropa.
  • Transporte en condiciones seguras, evitando re contaminación.

Además de evitar contaminación cruzada, enfermedades y demás, este tipo de medidas ayuda a prevenir sanciones de sanidad por parte de las autoridades hacia la propia empresa, ya que cumplen con la desinfección pertinente que les ayuda a mantener la ropa esterilizada para su correcto uso laboral.

¿Qué consecuencias reales existen ante una mala higienización?

Si aún suena exagerado, hay que hablar claro: no limpiar bien la ropa de trabajo puede tener consecuencias muy serias. Algunas situaciones habituales son:

  • Empleados con brotes de dermatitis que acaban en baja médica.
  • Equipos que se contagian de virus por compartir vestuario con prendas contaminadas.
  • Casos de intoxicación por restos de productos químicos adheridos a la ropa.
  • Brotes de salmonelosis, listeria u otras infecciones en cocinas industriales.

Y por supuesto, todo esto puede evitarse con una gestión adecuada. Una que contemple, además, del uso de la ropa, su mantenimiento e higiene. Igual que se controla la seguridad de las máquinas, debería controlarse la higiene del vestuario.

¿Y qué impacto tiene en el bienestar del trabajador?

La salud no es solo física: también influye cómo se siente una persona en su lugar de trabajo. De hecho, usar ropa sucia, manchada o que huele mal puede afectar directamente a la autoestima, la motivación y la percepción del entorno laboral.

En cambio, si un trabajador goza de higiene en su ropa laboral, se sentirá mejor, y hará que los demás también se sientan mejor con su presencia:

  • Un uniforme limpio transmite sensación de frescura, profesionalidad y respeto.
  • Favorece un ambiente más cómodo, tanto para quien lo lleva como para quienes le rodean.
  • Disminuye el estrés asociado a sentir que se trabaja en condiciones insalubres.
  • Ayuda a construir una imagen corporativa positiva y coherente.

La ropa laboral como herramienta de protección.

Es fácil pensar que el EPI (equipo de protección individual) es solo el casco, las gafas o los guantes. Pero la ropa laboral también forma parte de ese sistema de protección. Es la barrera más grande entre el cuerpo del trabajador y su entorno.

Por eso debe estar:

  • Limpia.
  • Desinfectada.
  • En buen estado.
  • Repuesta cuando se deteriora.

Y esto no se consigue con un lavado superficial. Se logra con planificación, inversión y compromiso.

Entonces, ¿qué puede hacer una empresa responsable?

Dar el paso hacia una gestión profesional de la ropa laboral es apostar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos. Como resumen, recordamos que algunas medidas a tener en cuenta son:

  • Contratar servicios profesionales de lavandería industrial adaptados al sector.
  • Evitar que los trabajadores tengan que lavar sus uniformes en casa.
  • Disponer de taquillas y sistemas de entrega que eviten la posible re contaminación.
  • Garantizar la rotación de prendas para que siempre haya ropa limpia disponible.
  • Incluir la higiene textil en el plan de prevención de riesgos laborales.

Además, es recomendable formar al personal sobre la importancia de este tema. Cuanta más conciencia haya, más fácil será implementar protocolos eficaces.

¿Y desde el punto de vista legal?

Además de lo que dicen los Reales Decretos mencionados antes, una inspección de trabajo también puede sancionar a las empresas que no se preocupen por mantener una limpieza correcta y un mantenimiento de los uniformes pertinentes cuando el entorno lo exige. Y cabe destacar, que estas sanciones no son simbólicas: pueden suponer miles de euros.

Por eso, la higiene en el trabajo y concretamente, en la ropa laboral no hace referencia solamente a una recomendación de buenas prácticas: supone una una obligación legal en muchos casos, y más aún cuando hay auditorías de calidad, controles sanitarios o certificaciones específicas en juego. Por todo ello es importante que sepamos, que elegir bien cómo se gestiona este aspecto puede marcar la diferencia en una empresa. Y, de hecho, cuando se hace bien, no solo mejora la salud, sino también la imagen de la empresa, el bienestar del trabajador y el ambiente general en el lugar de trabajo.

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