Los asombrosos beneficios de pasar tiempo al aire libre

No hay nada más saludable que disfrutar del aire libre, del campo, del sol, de la montaña y de la brisa. Del mar, de la montaña, de la arena… y es que de hecho está comprobado científicamente, vivir al aire libre favorece el buen funcionamiento del organismo, mejora el estado de ánimo y mejora la salud en general, en su sentido más amplio.

Desde que a Andrés le diagnosticaron la enfermedad cardíaca intentamos llevar una dieta más saludable, por supuesto exenta de carne o de cualquier tipo de producto de origen animal, y rica en verduras y frutas frescas y de temporada. El ejercicio también ha entrado en nuestra vida para quedarse, y nunca nos saltamos el yoga, el pilates o las caminatas al anochecer por la ribera del río. Tampoco usamos cosméticos con parabenos, sulfatos o aluminio y jamás usamos nada que no proceda del comercio justo. Haber estado próximo a la muerte te hace valorar, no sólo tu vida, sino la de todos los seres vivos. Empiezas a sentir el sufrimiento del “otro”, a ponerse en su lugar, y a comprender que tu dolor es el mismo que el suyo.

Ahora que se aproxima el puente de carnaval le he preparado una sorpresa. Sinceramente creo que la ciudad, la multitud y las explosiones de petardos, son el lugar menos recomendable para una persona que padece del corazón. Así que nos vamos al Cortijo El Sapillo, en Nerpio, cuna del turismo verde en Albacete, integrado en la Mancomunidad de la Sierra del Segura y situado más al Sur de la provincia, limítrofe con Granada y Jaén. Enclavado en plena Sierra del Segura y con una extensión de 434,84 km2, este municipio, bañado por las aguas del Río Taibilla, es un lugar de ensueño para los amantes del turismo rural. Su rica vegetación y la diversidad de su fauna, hacen de este, el espacio ideal para disfrutar de una escapada. Es una gozada poder observar de cerca al águila real, perdicera, culebrera, halcones, azores, gavilanes, búho real, mochuelo y lechuza, buitres, jabalís, ciervos, corzos, cabra hispánica y algunos linces, hoy en día en vías de extinción, el gato montés, tejones, zorros o la ardilla roja.

Ventajas de respirar aire puro

No cabe ninguna duda de que la vida en el campo es muchísimo más tranquila que en la ciudad, es mucho menos estresante y además se respira aire puro.

Está demostrado que las personas que viven en las ciudades presentan más enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios, obesidad, depresión, ansiedad o insomnio, y las razones son evidentes.

En primer lugar, el aire puro del campo es el responsable de que las personas del rural padezcan menos enfermedades respiratorias, como bronquitis, asma o alergias, que las personas que viven en la ciudad. No obstante he de añadir que de un tiempo a esta parte, y siempre como una terapia sumatoria y nunca sustitutiva, la haloterapia está demostrando ofrecer grandes ventajas frente a este mismo tipo de enfermedades, como el asma. En Saltium podemos leer una gran multitud de beneficios que aporta la terapia con sal tanto a alergias, sobre todo cutáneas, como a problemas de respiración.

El estrés y la ansiedad también afectan menos a las personas que viven en contacto con la naturaleza, igual que la depresión, además mejora el estado de ánimo, beneficiando el sistema nervioso y reduciendo el riesgo de padecer enfermedades coronarias.

La vida al aire libre anima a practicar ejercicio, a caminar, a nadar y a realizar diferentes actividades, y por lo tanto, permite mantener una mejor forma física.

Las prisas de la ciudad, el ajetreo diario, impide muchas veces hacer ejercicio o dedicarse a actividades como la lectura, la contemplación estética o la meditación, lo cual limita considerablemente el desarrollo personal e intelectual.

Por el contrario, la vida en el campo, permite vivir de forma más pausada, más tranquila y relajada, sin ruidos, sin molestias, sin obligaciones sociales, y en definitiva, es fuente de paz y felicidad.

Las fiestas concentradas en algunos barrios de las ciudades, la movidita de la vida nocturna, las luces de la calle, la música hasta largas horas de la madrugada, son impensables en el rural, y de esta forma el sueño es más profundo y el descanso mayor.

Por último, está la comida. Los alimentos que podemos comer en el campo difieren enormemente de los que podemos comer en la ciudad, con la garantía de conocer su procedencia y siempre frescos. ¿Has comido alguna vez tomates caseros? ¿y una lechuga de campo? Una vez que los pruebas tu vida no volverá a ser igual

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