La saludable dieta mediterránea

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A veces no nos damos cuenta de la suerte que tenemos al vivir en una zona donde la costumbres alimentarias son de lo más saludable. El problema, tal vez, sea que debido a la globalización podríamos decir que nos estamos americanizando pero no hay nada más saludable que llevar una dieta mediterránea.

Un estudio ha encontrado indicios de que la dieta mediterránea reduce la tensión pero no es sólo eso. Son conocidas las múltiples ventajas de nuestra dieta y no hablo sólo de platos de pimientos sino también de aquellas comidas que tanto gustan a los más pequeños de la casa, como las famosas pizzas. Analizad por un momento los ingredientes de la pizza: agua, harina, sal y levadura como base (que viene a ser el pan) y luego lo que pongamos encima: queso, jamón, champiñones, carne picada… lo que queramos. Obviamente todo depende de las grasas o el colesterol que lleven los ingredientes con los que terminemos de montar la pizza pero la receta, en sí, puede ser muy saludable y muy sabrosa.

Mi cuñado, que es un empresario que tiene ya cuatro restaurantes de especialidades diferentes, compró hace poco un local donde ha montado una pizzería con la ayuda de Lineto, una empresa especializada en el mundo del plato estrella italiano y él me lo ha dicho mil veces: hay que saber cómo la haces, qué le pones y con qué herramientas pero la pizza es un plato mediterráneo sanísimo.

La dieta mediterránea es una valiosa herencia cultural que debemos seguir manteniendo. Lo mejor de ella es que su principal fuente de grasa es el aceite de oliva que, en dosis controladas, es lo más sano que puedas poner en una ensalada. Es un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. Las frutas, las verduras, legumbres, champiñones y los frutos secos forman parte de nuestra dieta en mayor cantidad que en otras dietas por lo que nos aportan la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra, y todo al mismo tiempo. Si a esto le añadimos los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz, pan, etc.) tenemos la dosis de carbohidratos perfecta para el organismo y si lo mezclamos todo en un “totumrevolutum” tenemos el menú diario idóneo.

Tened en cuenta, además, que nuestros alimentos están poco procesados porque tenemos acceso a fruta y verdura fresca de temporada y a lácteos recién llegados a los supermercados e incluso la carne roja, que debe consumirse con moderación, nos llega intacta porque contamos con ganaderos en toda la zona.  Del pescado no hace falta hablar ¿o sí? Recién pescado en nuestras costas y directo a la sartén y la carne blanca, baja en grasas, que podemos adquirir en cualquier carnicería de barrio.

Tenemos los ingredientes perfectos y las tradiciones y costumbres idóneas para llevar una dieta saludable y beneficiosa para nuestro cuerpo y organismo y el mayor enemigo de ella somos nosotros mismos y nuestra creciente necesidad o apetencia de incluir platos y recetas con mayores grasas típicas de otros países menos europeos.

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