La salud dental en los niños es especial.

Niño en clínica dental

La odontopediatría es una rama de la odontología que se encarga de prestar asistencia dental a los niños desde que nacen hasta que llegan a la preadolescencia. Tiene un marcado carácter preventivo y pedagógico y requiere de una serie de habilidades que van más allá de la mera asistencia dental.

El odontopediatra, entre otros cometidos, velará porque la formación de la dentadura se produzca sin problemas, así como el relevo de la dentadura provisional, dientes de leche, por la dentadura definitiva.

La odontopediatría es una especialidad dentro de la odontología en la que el especialista se va formando a lo largo de la carrera por medio de las asignaturas optativas. De todos modos, existe un máster en odontopediatría que es tenido en cuenta por algunas clínicas dentales a la hora de contratar a un profesional que se encargue de atender a los niños.

Y es que la odontopediatría tiene sus particularidades. Evidentemente, para ejercerla te deben gustar los niños. Pero, sobre todo, esta rama tiene un carácter preventivo. El odontopediatra debe adelantarse a los problemas, prever las posibles enfermedades y prevenirlas y atajarlas antes de que se desarrollen.

Tiene también un sentido pedagógico. Debe educar a los niños en la adquisición de una serie de hábitos de cuidado e higiene que le acompañarán el resto de su vida. Empezando por asentar la naturalidad de ir al dentista.

El odontopediatra debe poseer y trabajar determinadas habilidades sociales y psicológicas que no se exigen para otras especialidades de la salud dental. Habilidades que iremos desgranando a lo largo del artículo, pero que son fundamentales para desarrollar su trabajo.

Te contamos por qué es especial la asistencia dental a los niños.

El miedo a acudir al dentista.

Uno de los obstáculos con los que tienen que lidiar los odontopediatras a diario es con el miedo que sienten los niños a acudir al dentista.

Hasta cierto punto, este miedo es una proyección del rechazo que tienen los padres por acudir a la clínica dental. Si el padre y la madre visitan cada 6 meses al dentista como algo habitual, el niño considerará normal hacer lo mismo.

En cambio, si los padres no van al dentista o lo hacen cuando tiene un dolor de muelas insoportable, el niño se rebelará. ¿Por qué me obligan a hacer algo que mis padres no hacen?

La doctora Verónica Ribera, una pediatra de Orense, opina que es normal que los niños sientan rechazo ante cualquier profesional que lleve bata blanca. Lo identifican con el dolor, con los pinchazos, con separarse de sus padres. Es decir, con una situación incómoda para ellos.

Es temor existe, sobre todo en las primeras visitas, en el 80% de los casos. Unas veces se da de una manera más evidente y otras más veladas. El odontopediatra deberá hacer que el niño supere esa barrera y generar un ambiente de confianza en el que se sienta cómodo.

En este sentido, la página web de Informativos Telecinco cuenta como la Fundación Humans ha concedido un premio a un proyecto de Ourense que va dirigido a vencer el miedo de los niños a ir al dentista.

La Fundación Humans trabaja por impulsar procesos de humanización dentro de las instalaciones sanitarias.

El grupo Verin Valdeorras, que ha sido premiado por su programa de acercamiento a los niños a la salud dental, organiza visitas de escolares durante dos horas a clínicas dentales. Durante ese tiempo, los niños pueden hacer preguntas a los facultativos, familiarizarse con el instrumental y las máquinas que usan los dentistas y jugar.

Empatía.

El ejercicio de la odontopediatría requiere del manejo de habilidades sociales y psicológicas. Una de ellas es entender la forma de pensar de sus pacientes, los niños. Comprender sus temores, conectar con sus inquietudes y hacer que se sientan cómodos y relajados.

Saber crear un ambiente de seguridad, donde el niño se pueda manifestar tal y como es, y ganarse su confianza es clave para poder avanzar en el cuidado de su salud dental, El niño debe comprender que lo que está haciendo en la clínica dental redunda en su propio beneficio y que es positivo para él.

Esto lleva a derribar barreras y a eliminar prejuicios. Conseguirlo solo se puede hacer desde una relación de igual a igual. Con frecuencia los adultos tratamos a los niños como si fueran seres que no se enteran de nada, y no es así. Todos los niños desarrollan razonamientos para explicarse la realidad. Es necesario saber conectar con ellos para transformarlos o enriquecerlos.

La relación conductista, que a veces establecemos los adultos con los niños, a base de dar premios y castigos, no es correcta, bajo mi punto de vista, si queremos que el niño comprenda la importancia de cuidar la salud dental.

En determinadas situaciones, el odontopediatra debe ser capaz de controlar una situación de pánico. Si el niño teme por su integridad, puede llegar a cerrarse en banda en mitad de la consulta y hasta sufrir una crisis de ansiedad.

Calmar al niño, darle su tiempo y su espacio, es fundamental para proseguir.

Como dice Lucía Mourín, directora de Smile me, una clínica dental de Alcobendas (Madrid) con un gabinete especializado en odontopediatría, lo importante es ver a los niños sanos, sonrientes y felices.

Las visitas obligadas al dentista.

Hay determinados momentos en la vida de un niño en los que es más que recomendable que visite al dentista. Más que otra cosa para comprobar que su desarrollo bucal se efectúa sin problemas.

La primera de ellas es cuando el niño ha cumplido el primer año de vida, o cuando apreciamos que le están saliendo los primeros dientes de leche. Esta visita permite evaluar que la boca y las encías del niño están preparadas para albergar toda la dentadura. Que el paladar, por ejemplo, no se le ha achicado por un uso excesivo del chupete o por malos hábitos como chuparse el pulgar.

La segunda visita importante es a los 3 años. A esa edad, ya ha salido toda la dentadura provisional. En breve, va a comenzar el relevo de la dentadura. Se le caerán los dientes de leche y emergerán los definitivos. Nuevamente, es importante valorar que hay espacio suficiente para ello y que no se han producido enfermedades, como las caries infantiles, que se pueden traspasar de la dentadura antigua a la nueva.

A partir de los 5 o 6 años, la revista Top Doctors propone llevar al niño a la clínica dental cada 6 meses, para efectuar revisiones rutinarias. Estas visitas permiten adelantarse a los problemas o enfermedades que pudiera sufrir el niño y erradicarlas antes de que evolucionen.

Las visitas habituales al odontopediatra sirven también a los padres y a los niños para recibir orientación para conservar una dentadura sana y fuerte. Consejos que van más allá de los hábitos de cepillado diario. En estas consultas, el facultativo puede proponer modificaciones de la dieta que mejoren la mineralización del esmalte dental o el uso de suplementos de flúor o calcio para corregir posibles carencias.

Si el niño se acostumbra a ir al dentista con regularidad cuando es pequeño, es probable que lo siga haciendo cuando sea adulto.

Los tratamientos más habituales en niños.

Aparte del aspecto preventivo de la odontopediatría, en la edad infantil es habitual que aparezcan problemas dentales a los que hay que dar solución. Estos son algunos de los tratamientos dentales más habituales en niños:

  • Caries infantiles. La caries es una de las enfermedades dentales más comunes entre la población de todo el mundo y, por supuesto, también afecta a los dientes de leche. En estos casos, el odontopediatra adoptará un enfoque de odontología conservadora, procurando. En la medida de lo posible, conservar las piezas dentales originales, al tiempo que toma medidas para que la enfermedad no se propague.
  • Pulpotomía. La pulpotomía es un procedimiento que se utiliza en los dientes de leche cuando la caries ha llegado hasta la raíz, pero no se aprecian síntomas de dolor. Se aplica con anestesia local y con el tratamiento se intenta eliminar el tejido de la pulpa que ha quedado infectado. A continuación, se cierra el diente y se reconstruye con composite.
  • Traumatismos y fisuras dentales. Para recomponer y sellar dientes que han quedado dañados a consecuencia de un impacto, también se utiliza el composite. Una resina sintética que es biocompatible. Es frecuente que los niños sufran fisuras, fracturas y traumatismos en los dientes ocasionados por un golpe que han recibido jugando. Es importante reparar el diente, ya no solo por razones estéticas, sino porque un diente astillado puede producir heridas en la boca y en la lengua.
  • Expansor palatino. Este es un aparato que se coloca en el paladar del niño para expandirlo cuando este es demasiado pequeño. El tratamiento dura 6 meses y con él se consigue descomprimir el hueso alveolar, facilitando la irrupción de los dientes y ordenando la arcada.

En todos estos tratamientos la colaboración de los padres es importante. El odontopediatra forma equipo con los padres y el niño para preservar su salud bucal.

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