Cómo influye la imagen corporal en nuestra autoestima

Alguna vez nos planteamos qué porcentaje de pacientes acude a una clínica de psicología con el fin de tratar problemas derivados de la baja autoestima, cómo se afronta este problema o si somos capaces de pedir ayuda, En los gabinetes de psicología este es un tema de consulta recurrente y bastante habitual, por lo que en ellos nos enseñaran cómo mejorar y aprender a valorarnos, tal y como sucede en Psicología Leonor, ubicada en la ciudad de Valencia. Aquí es a donde acudí yo en su día, ya que cuenta con más de veinte años de experiencia  en diversos campos como terapia cognitiva conductal, asesoramiento para adultos y adolescentes, coaching o terapia de pareja y familiar, entre otros. La psicóloga y terapeuta nos ayuda a que podamos comenzar a sentirnos diferentes y a poder afrontar nuestra problemática de manera que esta pueda llegar a cambiar o incluso desaparecer.

Muchas veces ocurre, generalmente en mujeres, que se asocia la baja autoestima con el aspecto físico del cuerpo. El exagerado culto al cuerpo desarrollado en las últimas décadas,  la exaltación de la idílica imagen corporal promovida por la industria de la moda, la cosmética, las revistas, así como los ideales de belleza que nos imponen los cánones de nuestra sociedad y el entorno social en que nos movemos, hacen que intentemos introducirnos, a veces de una forma inconsciente, en la búsqueda de ese modelo de belleza que la sociedad que nos rodea tanto ensalza. Para ello nos inscribimos en gimnasios, nos sacrificamos con dietas que consideramos milagrosas, acudimos a clínicas de estética o nos sometemos a la cirugía plástica  para lograr  una mejora estética que a veces lo único que esconde es otro tipo de problemas.

Este culto al cuerpo es una de las principales razones de los problemas de baja autoestima, especialmente en la mujer. Nos comparamos con las imágenes que vemos en televisión y nos exigimos mucho más estéticamente hablando que los hombres. No hay más que ir a una droguería y hacer un balance entre la cantidad de productos de belleza que hay para hombres y en qué manera exponencial estos crecen o se multiplican cuando son para mujeres.

Se trata casi de una condena. Por mucho que ahora se ensalcen las curvas y las famosas quieran normalizar la imagen de los cuerpos tras el parto o la de sus caras sin maquillas, lo cierto es que vivimos en una completa crítica sobre la belleza. Es más, esta es una de las características con las que mejor definimos en nuestro entorno. Solo un ejemplo: “Mi hermano se ha echado novia y es muy guapa”. En otros países esto no se marca tanto. Posiblemente se diría antes su profesión, y ya si hablamos de un hombre, la cosa cambia mucho. ¿Alguna vez hemos visto comentar tanto los estilismos del Rey o más que los de la Reina? Nunca.

Esta presión puede hacer mucha mella en las mujeres, especialmente en el plano psicológico. Ellas son las principales críticas de sí mismas. Poder parar esta autodestrucción es muy importante, y para ello lo mejor es acudir a terapia. Yo recomiendo el gabinete de Psicología Leonor, ya que a mí me ayudó mucho a aprender a quererme.

No obstante, hay quien prefiere solucionar todos estos complejos físicos acudiendo a la cirugía estética. En la clínica de medicina estética de Rosa Bonal se pueden encontrar muchos tratamientos entre los que elegir para intentar vernos mejor delante del espejo y así querernos más, si no somos capaces de llegar a ellos a través de concienciarnos.

¿Nos ayuda la cirugía plástica a sentirnos mejor?

Por supuesto que sí, la mayoría de las personas tienen una imagen bastante distorsionada de sí mismos, lo cual conlleva que manifiesten una insatisfacción permanente con su propio cuerpo  provocando en los casos extremos que se obsesionen con una determinada parte de su anatomía e intenten modificarla para sentirse más a gusto consigo mismos y ante los demás, o incluso que les ocasionen problemas personales por alguna malformación o un crecimiento anormal como puede ser por ejemplo con unas orejas demasiado grandes que resulten desproporcionadas con relación al rostro. Los factores sociales también influyen, el éxito en la vida profesional y social actualmente está ligado a la idea de que la juventud y la belleza lo dominan todo. Hay una presión subyacente en la que todo el mundo para triunfar tiene que ser o parecer joven y guapo, máxime en las mujeres a las que se juzga en muchos casos por su aspecto físico. Los signos externos del paso de los años queremos borrarlos, como si no existieran en nuestra vida.

De este modo se realizan distintas clases de cirugías, encontrándose estadísticamente entre las más demandadas la mamoplastia o aumento de pecho; la liposucción, con el fin de eliminar la grasa localizada en determinada zona del cuerpo; la rinoplastia o cirugía de la nariz; la blefaroplastia o cirugía de párpados, con el fin de eliminar las bolsas de los ojos, lo cual aporta juventud al rostro; la lipoabdominoplastia, que consiste en la eliminación del exceso de piel en el abdomen, como consecuencia de embarazos, debilidad muscular, etc.; y la reducción de papada.

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