El bruxismo, ese gran desconocido.

Bruxismo

Millones de personas sufren bruxismo, la mayoría de ellos ni tan siquiera lo saben. El bruxismo es una de las enfermedades dentales más extendidas, y el bruxismo nocturno es uno de los trastornos del sueño más habituales.

La web Tu Canal de Salud afirma que cerca del 70% de la población española sufre bruxismo. Otras fuentes, que hemos consultado, sitúan el porcentaje entre un 20 y  un 30%. En cualquier caso, estamos hablando de una proporción importante.

Al bruxismo se le conoce como la afección silenciosa. La mayor parte de los enfermos no saben que padecen esta enfermedad. En casos más o menos graves, el sujeto percibe sus efectos secundarios: dolor de cuello, oído, cabeza; hipersensibilidad dental ante alimentos fríos o calientes, insomnio inexplicable. Síntomas que están presentes en una gran cantidad de dolencias y que rara vez los atribuimos al bruxismo.

Para la mayoría de los ciudadanos de a pie, el bruxismo pasa desapercibido. No así para un dentista, al que le basta una simple inspección ocular de la dentadura del paciente para detectar el trastorno.

El bruxismo, rechinado de dientes involuntario, genera un patrón de desgaste dental característico. Fruto de que unos dientes se frotan contra otros o de que se aprieta la dentadura en exceso, los dientes se pueden astillar, e incluso romper. Las piezas dentales sufren erosiones anómalas, que no son frecuentes con el masticado.

En algunos casos, el bruxismo produce una contusión en la mandíbula que hace que al sujeto le cueste abrir por completo la boca, ya que le produce dolor.

Uno de los mejores medios para diagnosticar el bruxismo es la visita rutinaria que hacemos una vez al año al dentista. Si el odontólogo percibe alguna señal que indique su presencia, profundizará en el estudio y tomará cartas en el asunto.

Otra opción es acudir a la clínica dental si sospechamos que podemos padecerlo. Aunque solo sea para desecharlo, nos viene bien conocer la opinión del dentista. Como veremos más adelante, el tratamiento del bruxismo es bastante particular.

¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es un movimiento involuntario por el cual el sujeto aprieta con fuerza los dientes o frota con violencia una arcada sobre otra. Por lo general es un acto reflejo, se escapa a la voluntad del individuo. Puede venir motivado por situaciones de estrés, de ansiedad o por otras causas que señalaremos más adelante.

Existe un bruxismo diurno, que se produce cuando el individuo está despierto, y del que es consciente. Y un bruxismo nocturno, el más habitual, que aparece mientras dormimos.

Los ataques de bruxismo nocturno se dan en la fase REM del sueño. La fase, por así decirlo, en la que nuestro cerebro se resetea. Un ataque de bruxismo puede durar entre 17 y 38 minutos, con pequeños intermedios a mitad, donde los movimientos de la mandíbula se detienen. Estos ataques pueden producir micro-despertares. Que dificultan que el individuo pueda descansar durante la noche.

La web médica Top Doctors opina que el bruxismo no es peligroso en sí, pero puede variar dependiendo de su nivel de gravedad. Ya que debido a la frecuencia, fuerza e intensidad de los frotamientos dentales, puede ocasionar lesiones permanentes en la dentadura y trastornos en la articulación temporo-mandibular.

Hay personas que padecen bruxismo y no manifiestan ningún síntoma destacable, mientras que otras experimentan dolores de oído, cuello, y cefaleas. Esto se debe a diferentes factores que van desde la capacidad de relajación del individuo, la postura que adopta al dormir, o la carga y duración de los ataques de bruxismo.

En cualquier caso, el bruxismo no es un trastorno que debamos dejar pasar. La duración de la enfermedad es imprevisible y no la podemos controlar. Por lo general, el bruxismo remite cuando desaparece la causa que la origina. Hasta entonces lo que podemos hacer es proteger nuestra dentadura de sus efectos.

Las causas.

Las causas del bruxismo son diversas. Van desde factores genéticos hasta factores ambientales.

El estado mental del paciente es una causa habitual que motiva la aparición de este trastorno. Las personas sometidas a un fuerte estrés laboral o con preocupaciones que les generan ansiedad, pueden descargar parte de sus tensiones por la noche por medio de los ataques de bruxismo.

El insomnio es otra de las causas frecuentes. Bruxismo e insomnio son dos trastornos diferentes que se retroalimentan. El nerviosismo que sentimos por no poder descansar bien provoca movimientos reflejos como los ataques de bruxismo. Estos ataques, a su vez, dificultan que podamos tener un sueño profundo y reparador.

Problemas físicos como una mala oclusión dentaria o una mala alineación de los dientes puede inducir a la aparición del bruxismo. A sí mismo, factores como problemas en los músculos faciales; especialmente si están relacionados con la mandíbula, y ciertos mecanismos del sistema nervioso central influyen en la aparición del trastorno.

La alimentación también es determinante en el desarrollo de la enfermedad. Hábitos como mascar chicle con frecuencia o tomar caramelos, pueden viciar inconscientemente a los músculos de la boca

Las bebidas ácidas y carbonatadas, como los refrescos con gas o las bebidas energéticas, desgastan el esmalte dental y aumentan el riesgo de padecer bruxismo. Lo mismo sucede con los alimentos azucarados. La boca percibe partículas extrañas y pegajosas entre los dientes y de manera involuntaria  los frota entre sí  para desprenderse de ellos.

Algunos estudios determinan que el tabaquismo y el consumo habitual de alcohol aumentan la probabilidad de padecer bruxismo.

La postura que adoptamos para dormir por la noche también afecta en que aparezcan los ataques de bruxismo y a que sean más o menos agresivos.

Las férulas oclusales.

Los odontólogos de Clínica Dental Ágora, una clínica dental de Las Palmas, con más de 20 años de experiencia, y que son un referente en Gran Canaria y Fuerteventura en el tratamiento del bruxismo y de los trastornos en la articulación temporo-mandibular (A.T.M.), opinan que las férulas oclusales continúan siendo el mejor tratamiento para abordar los casos de bruxismo.

Como ya hemos visto, el bruxismo no desaparece hasta que no lo hace la causa que lo ha originado. Por tanto, lo mejor que se puede hacer es proteger los dientes del frotamiento de las arcadas y evitar su desgaste y los daños colaterales sobre la mandíbula y los músculos de la cabeza.

Las férulas oclusales o férulas de descarga son protectores plásticos que se fabrican partiendo de la forma de la dentadura del paciente, y que este debe colocárselos cada noche antes de ir a dormir, y quitárselos al levantarse.

Nos pueden recordar en cierto modo a los correctores de ortodoncia invisible que se han puesto tan de moda últimamente, pero en este caso, el material es más resistente y suele contar con una cámara amortiguadora en la base de la férula, que absorbe los impactos producidos cuando se pretende apretar los dientes o frotarlos entre sí.

Estas férulas reducen la tensión muscular, lo que ayuda a que se relajen los músculos de la mandíbula. Con su uso, se reducen significativamente los dolores, se restablece la función masticatoria y se mejora el descanso durante la noche.

Existen más técnicas y recursos para tratar el bruxismo, como el consumo de relajantes musculares, siempre prescrito por un médico y con carácter temporal; las inyecciones de bótox para paralizar los músculos de la mandíbula y la cirugía mandibular para los casos más severos. De todos ellos, las férulas oclusales son el tratamiento menos invasivo y que mejor resultados proporciona.

Cambios en el estilo de vida.

Para contribuir a que el bruxismo desaparezca antes y a que sea menos dañino, podemos introducir una serie de hábitos en nuestra vida cotidiana; siempre como complemento de las férulas de descarga o del tratamiento que estemos siguiendo para tratar el trastorno.

Uno de estos hábitos más provechosos es aprender técnicas de relajación y usarlas con frecuencia. Disciplinas como el yoga, el mindfulness o la meditación guiada, nos ayudan a relajar cuerpo y mente y a controlar los espasmos propios de los ataques de bruxismo.

Adquirir buenos hábitos de sueño ayudará a que el bruxismo vaya desapareciendo. Debemos dormir entre 7 y 8 horas diarias, en una postura cómoda y siguiendo siempre el mismo horario de sueño. Para algunas personas esta es una tarea complicada. Pero no es nada que no podamos conseguir si vamos acostumbrando el cuerpo a hacerlo.

Lo más importante, en este sentido, no es la hora a la que nos vayamos a la cama, sino la hora a la que nos levantamos todos los días. Si somos estrictos en levantarnos a una hora determinada, el cuerpo irá regulando el tiempo de descanso.

Irnos a la cama sin el móvil en la mano y no tener un televisor o algún dispositivo electrónico de pantalla en el dormitorio es un truco que facilita que adoptemos una rutina de sueño saludable.

Acostumbrarnos a practicar ejercicio físico después de la jornada laboral, como puede ser ir al gimnasio o salir a correr por la noche, hará que descarguemos las tensiones del día y que lleguemos a casa más cansados, previniendo la aparición de los ataques de bruxismo.

Comparte tu amor
Facebook
Twitter

Noticias relacionadas

Scroll al inicio