Seguro que muchas veces cuando estáis viendo la tele en vuestras casas añoráis tener unos dientes blancos como los de las estrellas del cine o los miembros de la alta sociedad. Yo tengo que reconocer que soy la primera a la que le sucede esto, que me fascina ese brillo y sueño con algo así para mi sonrisa también. Pero una dentadura blanca e inmaculada no se consigue a cualquier precio, y eso me lo explicaron en la clínica Caredent de Albacete.
Y es que yo no lo hacía bien. Quería unos dientes blancos, sí, pero me fiaba de cualquier producto que anunciaban por televisión y no me informaba correctamente de los pasos a seguir más apropiados para mi dentadura. Estuve mucho tiempo comprándome pastas dentífricas que hablaban de su poder blanqueador y demás milagros que prometían mucho pero con las que yo no notaba ninguna mejoría en la tonalidad de mis piezas dentales.
Después de esto, probé con unos geles algo más abrasivos para los dientes que se utilizan mucho en la gente común como yo. Pero al final, tampoco se puede tirar mucho de ellos, ya que estropean el esmalte de los dientes, que ejerce una buena función protectora sobre los mismos. Además, como decíamos, son especialmente abrasivos.
Finalmente, me cansé de no encontrar resultados y en una de las ocasiones que acudí al dentista a Caredent, en Albacete, a hacerme una revisión, le pregunté por qué ocurría esto, por qué era incapaz de tener unos dientes más blancos. Allí me explicaron los pros y los contras de todo este tipo de tratamientos que llevaba hechos a mi dentadura y me recomendaron hacer una sesión con ellos para mejorar los resultados. ¿Y habéis escuchado algo sobre esa sabiduría popular de viene a decir que el pobre siempre gasta más que el rico? Pues aquí se demostró. Por no hacerme un tratamiento de cierto valor en el dentista la primera vez, me compré pastas de dientes blanqueantes y geles abrasivos que lo único que hacían eran fastidiarme las piezas, y para tener una sonrisa bonita acabé pagando un buen dentista, que era lo que tenía que haber hecho desde un principio y evitarme todo ese gasto en dentífrico y demás productos.
Ahora mismo estoy muy contenta con el resultado y no me acompleja ya el mostrar los dientes al sonreír. Como muchos sabréis, la tonalidad de los mismos se va oscureciendo con el tiempo o volviéndose amarillenta debido a productos como los colorantes, el café, el té y, especialmente el tabaco. Con mi consejo sabréis entonces que lo mejor es ir directamente a un dentista y pedir cita para que nos asesore y nos ayude en este sentido, ya que no todos tenemos los dientes sanos como para someternos a un blanqueamiento, y eso es una condición indispensable si queremos que este no sea contraproducente. Después de las sesiones, como es obvio, no podremos tomar durante unas horas este tipo de productos y tampoco debemos fumar.
Normalmente, este tipo de tratamientos suele durar unas tres sesiones, aunque en cada persona la duración puede variar, desde no llegar siquiera a los tres hasta tener que superarlos. Pero eso es algo de los que nos dará cuenta el dentista, ya que él es el profesional y nadie sabe mejor que él lo que nos conviene, gracias a su formación y experiencia. Pero lo dicho, se trata de un tratamiento altamente recomendable para quienes deseen lucir una sonrisa bonita.