Aspectos fundamentales para adaptar un baño a una persona ostomizada

La adaptación del baño en una vivienda para una persona ostomizada es un aspecto crucial para asegurar su autonomía, seguridad y calidad de vida. Vivir con una ostomía, ya sea temporal o permanente, implica realizar cambios significativos en la rutina diaria, especialmente en lo que respecta a la higiene personal y el manejo del estoma. Por ello, el diseño y la funcionalidad del baño se convierten en factores determinantes para facilitar esta transición y permitir que la persona se sienta cómoda y segura en su propio hogar.

Una de las primeras consideraciones para adaptar un baño a las necesidades de una persona ostomizada es la accesibilidad. Aunque no todas las personas ostomizadas presentan movilidad reducida, muchas pueden tener dificultades para agacharse, girarse o mantener el equilibrio durante el cambio de la bolsa o la limpieza del estoma. Por ello, es fundamental que el espacio permita libertad de movimiento, con zonas despejadas, buena iluminación y un mobiliario que no entorpezca las tareas diarias. A veces, esto implica eliminar barreras arquitectónicas, como escalones o sanitarios demasiado elevados o bajos.

La altura y el diseño del lavabo son particularmente importantes, ya que este debe estar a una altura cómoda que permita al usuario manipular los dispositivos sin tener que inclinarse demasiado, tal y como nos explican desde Baños Cien, quienes nos recuerdan que un lavabo amplio, con un borde que permita apoyar materiales, y con un espejo a una altura adecuada, resulta mucho más práctico. A menudo, el proceso de cambiar una bolsa de ostomía requiere tanto concentración como espacio para disponer de los elementos necesarios, como agua, gasas, toallitas, nuevas bolsas, entre otros. Por eso, se recomienda que el lavabo esté acompañado de una encimera o superficie de apoyo cercana, así como de un armario o cajones organizados donde se puedan almacenar de forma accesible y limpia todos los productos relacionados con el cuidado del estoma.

La higiene es un componente central en el cuidado de una ostomía, y el baño debe facilitarla de manera eficiente. Contar con una ducha accesible es ideal, preferentemente a ras de suelo, para facilitar el acceso y permitir, en caso necesario, ducharse sin quitar la bolsa o, si se prefiere, realizar la limpieza del estoma sin obstáculos. El agua debe estar fácilmente regulada en temperatura y presión, y el uso de duchas de mano puede ser especialmente útil, ya que permite mayor control durante el lavado.

En cuanto al inodoro, aunque las personas ostomizadas no suelen usarlo para evacuar, sigue siendo necesario para otras funciones y puede adaptarse según las necesidades. En algunos casos, es conveniente instalar barras de apoyo que permitan mayor estabilidad al sentarse o levantarse. Para quienes usan irrigación intestinal como método de manejo de la ostomía, el inodoro debe estar en una posición que facilite este proceso, con acceso a una toma de agua cercana, limpia y controlable.

La ventilación del baño es otro factor esencial, puesto que el manejo de bolsas puede generar olores que, aunque normalmente se controlan con filtros y productos específicos, se benefician de una buena circulación de aire. Contar con una ventana o, en su defecto, un sistema de extracción eficiente contribuye a mantener el ambiente fresco y agradable.

El confort emocional también debe ser tenido en cuenta. Un baño bien adaptado no solo cumple una función técnica, sino que también debe transmitir privacidad, tranquilidad y dignidad. Muchas personas ostomizadas experimentan inseguridades al principio, por lo que sentirse en un entorno cómodo y adaptado puede marcar una gran diferencia en su proceso de aceptación y en la recuperación de su independencia.

¿Cuántas personas ostomizadas hay en España?

En España, no existe un registro oficial único que contabilice con exactitud a todas las personas ostomizadas, lo que hace que las cifras varíen según la fuente consultada. No obstante, se manejan estimaciones que ayudan a entender la magnitud de esta realidad.

Según datos del Hospital Universitario La Luz, publicados en 2023, se calcula que hay más de 70.000 personas ostomizadas en el país, y cada año se realizan aproximadamente 16.000 nuevas ostomías, de las cuales alrededor del 40% son permanentes. Estos procedimientos suelen ser necesarios por diversas causas, como enfermedades inflamatorias intestinales, cáncer colorrectal, traumatismos u otras patologías que afectan el sistema digestivo o urinario.

Por otro lado, la Federación de Asociaciones de Personas Ostomizadas de España (FAPOE), a través de su presidenta Yolanda Fernández de Dios, ha señalado en declaraciones recientes (enero de 2024) que la cifra real podría acercarse a las 200.000 personas ostomizadas en todo el país. Esta diferencia tan notable con respecto a otras fuentes se debe a la falta de un registro nacional oficial, algo que tanto pacientes como profesionales sanitarios han reclamado en varias ocasiones para poder conocer mejor la situación y planificar políticas de salud adecuadas.

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