Los hándicaps de las quiromasajistas

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Es bastante gracioso comprobar cómo los quiromasajistas tienden a tener dolores musculares de espalda y cervicales. Obviamente me hace gracia a mí, porque dudo mucho que a ellos les provoque mucha risa esa situación.

Aunque puede resultar muy fácil decir lo que se debe hacer pero no tan sencillo hacerlo, lo mejor seguir los consejos de profesionales con experiencia para no sufrir lesiones que pueden causarnos mucho daño a medio y largo plazo. Centroqb es una de las mejores escuelas de quiromasaje a nivel nacional y el cuidado y la salud de los propios quiromasajistas es uno de los puntos que más tienen en cuenta a la hora de formar a sus alumnos porque son conscientes de los dolores que pueden llegar a sufrir sino tienen una buena higiene postural.

Sin embargo, este no es el único hándicap que tienen los masajistas, sobre todo si hablamos de mujeres masajistas. Puede sonar machista pero es así. Muchas mujeres masajistas se quejan de la visión que la sociedad, especialmente los hombres, tienen de ellas. Puede que los centros con “final feliz” hayan causado mucho daño, o tal vez haya cuestiones mucho más intrínsecas a nuestra cultura pero, sea como sea, el sexo es un problema que las mujeres masajistas sufren día a día y, desgraciadamente, no tiene pinta que de cambiar dentro de poco tiempo.

Hay situaciones cómicas y graciosas en las que los pacientes se encaprichan de las masajistas y las invitan a comer o a tomar un café. Ofrecimiento o invitación que declinan elegantemente las profesionales con una sonrisa en el rostro. El problema viene cuando otros caballeros que acuden a sus consultas confunden las posiciones que ellas adoptan para descontracturar sus músculos con posiciones subidas de tono y se creen en el derecho de poder insinuarse a ellas abiertamente con frases soeces y cargadas de mal gusto.

Tampoco sería la primera vez que una masajista ha tenido que pones una denuncia ante la policía nacional porque uno de sus pacientes la acosaba telefónica y físicamente con llamadas continuas, mensajes de texto e incluso acorralándola a la salida del trabajo cuando va en busca de su coche.

El motivo real de que esto ocurra en una sociedad desarrollada como la nuestra y en pleno S.XXI aún la tiene nuestra cultura y la manera en la que vemos las cosas. Toda la tradición occidental, desde tiempos inmemoriables, ha relegado a la mujer a profesiones menos médicas y más degradantes y eso, unido al hecho de que el contacto corporal aviva, instintivamente el deseo, hace que algunos hombres que no han superado la edad del cromañón adopten posturas o provoquen situaciones incómodas con las profesionales masajistas.

Un consejo que podríamos dar a todas estas chicas es que, ante la más mínima intención, o el más mínimo atisbo de que un paciente va a intentar propasarse con ellas, corten de raíz la relación, aunque pierdan dinero, pero claro… no es justo, y es perfectamente entendible que quieran buscar soluciones mejores y  mucho más equilibradas que el hecho de tener que renunciar a parte de su trabajo.

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