El embarazo es un momento en el que la mujer sufre una gran cantidad de cambios emocionales debidos a las hormonas, pues los niveles de estrógenos y progesterona están muy elevados.
Durante la gestación muchas embarazadas sufren pregorexia. Se trata de un trastorno alimentario, ya que la mujer embarazada no quiere engordar.
Esta patología recibe el nombre de pregorexia, un término resultado de la fusión del vocablo inglés pregancy y anorexia. Es frecuente que este desorden se presente en aquellas mujeres que tienen antecedentes de otros trastornos alimentarios.
«Estos trastornos siempre se producen en mujeres que no aceptan su cuerpo o los posibles cambios que se puedan producir en él, y el embarazo es un momento de muchos cambios», afirma la doctora Marisa Navarro.
Los síntomas de la pregorexia son: déficit de nutrientes, desnutrición en los casos más severos, hipertensión arterial, pérdida de cabello, descalcificación de los huesos, piel deshidratada, arritmias, un desprendido de la placenta, está obsesionada con la imagen, intenta siempre comer sola, cuenta las calorías, se salta las comidas, entrena excesivamente, pierde el apetito…
Un estudio realizado en el Reino Unido descubrió que un 7.6% de las gestantes a las que se estudió padecían este trastorno y el 23.4% de las embarazadas estaban muy preocupadas por su figura.
Durante la gestación una mujer con bajo peso puede engordar entre 13 y 18 kg y las mujeres de peso normal, deberían ganar entre 11 y 16 kg. Aunque estos valores cambian si el embarazo es gemelar.
Además, cada caso debe ser individualizado, ya que depende del número de bebés que esté gestando, el peso previo de la futura mamá, el estilo de vida, etc.
«Debemos ser muy rigurosos con la terminología y no hablar a la ligera de ‘anorexia en el embarazo’, sino de gestantes con un problema para asumir su nueva imagen corporal», informan desde la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Queríamos saber si esta enfermedad también afecta al bebé y por eso nos pusimos en contacto con los psicólogos de Centro psicoterapéutico Sur.
Estos expertos nos explicaron que esta patología no sólo afecta a la mujer durante el embarazo, sino que pone en riesgo la vida del bebé, ya que se caracteriza por producir partos prematuros y complicaciones en el feto.
«En casos de malnutrición, tampoco se produce la subida de la leche», dice la experta.
Muchas embarazadas recurren al deporte para no engordar, incluso realizan abdominales o ejercicios de impacto.
La doctora explica algunos casos que han pasado por su consulta: «Una paciente vomitaba siempre después de comer y se machacaba en el gimnasio, lo que supone un riesgo enorme para madre y bebé en esos momentos».
«Esta paciente iba a sesiones de ‘spinning’ con un barrigón tremendo. No entiendo cómo en el gimnasio no la mandaban para casa. El problema es que vivimos en una sociedad en la que esas actividades están normalizadas y se ven como virtuosas, en vez de entender que en determinados momentos de la vida el cuerpo tiene otros requerimientos», comenta Navarro.
Los recién nacidos nacen con muy poco peso y podrían padecer alteraciones cardíacas y neurológicas.
Muchas mujeres se comparan con otras,
«vemos cómo las famosas e influencers se quedan embarazadas y están maravillosas durante todo su embarazo, tienen a sus hijos, y a los dos días están de nuevo con su cuerpo perfecto otra vez. Y nos comparamos y llegamos a perder la autoestima y desarrollamos problemas alimenticios en un momento tan delicado para nosotras, poniendo en peligro nuestra vida y la de nuestros hijos», dice Marisa Navarro.
«Hay mujeres que vomitan después de comer, o comen poquísimo. Otras, en cambio, optan por hacer un ejercicio físico excesivo», comenta la experta.
Los expertos explican que perder algunos kilos es normal, sobre todo durante los primeros meses de gestación debido a las náuseas. Pero no hay que obsesionarse por perder peso, pero tampoco por si se coge algunos kilos de más.
El doctor puede darse cuenta de que la paciente tiene este problema, si no aumenta, o pierde peso, durante el embarazo. También puede notar si la futura mamá tiene anemia, caída de cabello, descalcificación ósea, desnutrición, etc.
Es muy importante pedir ayuda y acudir a un equipo multidisciplinar que incluya un psicólogo especialista en trastornos alimentarios, un nutricionista especializado en TCA y un psiquiatra.
También es recomendable que los familiares transmitan calma y que ayuden a colaborar con el tratamiento. Para que las embarazadas tengan un peso adecuado no deben obsesionarse con el peso y deben seguir las pautas del médico o nutricionista.