Últimamente la moda del DIY (Do it Yourself, “Hazlo tú mismo”) nos ha traído casos extremos a los centros de atención sanitaria de todo el país. Miles de personas que han visto en Internet una especie de enciclopedia para aprender a hacer de todo se han liado la manta a la cabeza en diferentes proyectos que les han salido muy caros a nivel físico y hoy queremos dar la voz de alarma al respecto.
Uno de los últimos casos que tuve en mi consulta de medicina general era un hombre de mediana edad, unos 50 años aproximadamente, que había querido fabricar una mesa de escritorio para el ordenador a su hija que está en época universitaria. Había visto mil vídeos diferentes y se había aprendido de memoria los pasos a dar. Compró en maorferreteria.es las herramientas que iba a necesitar y en lugar de celebrando su magnífica obra de arte acabó en esta clínica de fisioterapia en Sevilla sollozando de dolor mientras intentaban descontracturarle la espalda.
Este es sólo uno de esos casos que, en el fondo, puedes tomarlos a risa ya que el hombre está actualmente en perfecto estado y tanto su mujer como su hija tienen un cachondeo importante al respecto, pero hay otros casos que dejan huella y de los que me gustaría hablar hoy aquí.
Casos reales
Un joven de 28 años, llamémosle Héctor, que decide instalar él mismo el suelo de su nueva vivienda para para ahorrarse unos euros. Alquila todas las herramientas en una empresa especializada y se dispone a seguir los pasos que un vídeo de Youtube le ha marcado. Todo parecía ir bien y cuando se dispone a cortar una de las baldosas del suelo porque no cabe en la esquina que queda se le escapa la radial y se corta medio pie. Casi se desangra aunque, por suerte, eso no ocurrió. A día de hoy sigue intentando aprender a caminar con su nueva prótesis.
Otro hombre, que puede llamarse Antonio, de 32 años, se dispone a cambiar él mismo toda la instalación eléctrica de su casa. También ha visto muchos vídeos y piensa seguir todas las normas de seguridad que ha apuntado en su libreta. Tardó dos días en hacer la instalación, todo perfecto, aparentemente. Corta la corriente cada vez que va a trabajar y no vuelve a darla hasta que no ha revisado todo 3 veces como mínimo. Dos días después de acabar el trabajo se produjo un incendio en su vivienda a causa de un cable mal empalmado que prendió fuego al cuatro eléctrico. Él está en perfecto estado pero los daños causados superan con creces el presupuesto que le pidió el electricista en un primer momento.
Debemos tener en cuenta que esto del DIY está muy bien para hacer manualidades, para decorar la vivienda e incluso montar los muebles del Ikea pero no para realizar una serie de trabajos que necesitan de una formación profesional de la que carecemos porque, aunque a priori no lo parezca, puede que nos estemos jugando la vida con ello.